En este artículo, describiremos los errores más comunes en que incurren las empresas cuando sus ejecutivos encargan a terceros la realización de lobbying con las autoridades.
Errores de lobby que no puedes cometer
Cuando el lobbying no merece la consideración que los CEO y directorios le confieren a todas las otras actividades principales que conforman una empresa (producción, marketing, ventas, finanzas, operaciones, tecnología, recursos humanos), se corren riesgos graves, como los que se describen a continuación:
- No hacerse responsable del lobbying: que los intereses de la empresa no estén debidamente defendidos o representados en la definición y desarrollo del marco normativo y regulatorio que las afecta.
- Que el lobby sea realizado por el CEO o gerentes de alto rango: salvo el caso de gerentes de relaciones corporativas o asuntos públicos, que pocas empresas tienen, las gestiones son muy demandantes, estratégicas y comprometedoras como para distraer el escaso tiempo del CEO o equivalente, quien además no es especialista en la materia.
- Que el lobbyng se confíe al gremio o gremios a los cuales está adscrita la empresa: los gremios representan los intereses del colectivo de miembros, y en ningún caso gestionan intereses particulares de alguno de sus miembros.
- Que el lobbying se deje en manos de gestores informales, políticos activos o dentro de su periodo de carencia: se incurre en el enorme riesgo de verse envueltos en actos reñidos con la ley o con las buenas prácticas de compliance.
Errores comunes de lobbying ante autoridades
En cualquiera de los escenarios antes descritos, los errores más comunes son los siguientes:
- Salir a pedir favores, en base a relaciones de amistad o influencias por causas indebidas. Se renuncia al profesionalismo y a la transparencia.
- Plantear proyectos o propuestas con pobre sustento técnico, legal, social o político. Se buscan beneficios arbitrarios.
- Gestionar privilegios. Todos los que se sientan afectados van a protestar e incluso a realizar acciones contra la empresa.
- No considerar a los distintos públicos del proyecto planteado. Desconocer sus legítimos intereses. El divorcio frente a la aceptación general será manifiesto.
- Realizar contactos o reuniones en un clima de opacidad. Reuniones informales o fuera de las sedes oficiales. Se generan suspicacias que afectan la reputación de la empresa y de sus representantes.
- Entregar obsequios o favores a funcionarios públicos. Se incurre en actos de cohecho penados por la ley.
- Generar suspicacias fundamentadas respecto de propuestas normativas, regulatorias o proyectos propios. Se esparce la idea común de que la empresa no compite.
- Usar emisarios o promotores dentro del propio sector público. Se incurre en tráfico de influencias y en asociación ilícita.
- Abusar de las puertas giratorias. Cuando funcionarios del sector público pasan al sector privado que regulaban, incurren en graves conflictos de interés que afectan la reputación de la empresa.
- Limitarse a presiones en medios. Usar avisos pagados en medios de circulación masiva para difundir la posición de la empresa respecto a propuestas normativas o regulatorias que impacten su industria o empresa.
Concertum es un gestor profesional de intereses asociado a WP Group, organización de lobbying profesional ubicada en Washington DC y con oficinas en toda Latino América.
Concertum es liderado por Felipe Gutiérrez, abogado y empresario con más de cuarenta años de experiencia profesional. La empresa trabaja con sectores intensamente regulados, como energía, minería, infraestructura pública, tecnología y el sector financiero, y también con empresas de otros rubros que quieren mejorar su competitividad.
Evita la creación de un marco regulatorio que impacte negativamente tu negocio y realizar lobbying que no rinda los resultados esperados. En su lugar, mejora y fortalece tu posicionamiento ante las autoridades que influyen en el marco regulatorio de tu negocio, participa en la creación y desarrollo del mismo y fomenta uno que favorezca el crecimiento de tu negocio y su entorno.