El buen lobby en Perú

La diferencia entre un buen lobby y el tráfico de influencias es la publicidad y transparencia de las reuniones con las autoridades.

Un locutor de radio se queja de las reuniones de los CEOs de empresas con la Presidente al considerar que tales reuniones representan tráfico de influencias o gestión de privilegios. Irresponsablemente, el locutor de radio equipara dichos encuentros, formales y abiertos, con los evidentes casos de corrupción cometidos en Sarratea o en el propio Palacio.

Es imperativo que todos los actores de la economía y la política seamos conscientes de lo inevitable, necesario y saludable que resulta gestionar intereses ante las autoridades. Son las autoridades quienes adoptan políticas, definen marcos regulatorios y adoptan (o dejan de hacerlo) decisiones gravitantes para sus empresas y el impacto que causan en su entorno. 

Lo que diferencia el buen lobby de su distorsión- el tráfico de influencias- es la publicidad y transparencia de las reuniones. Asimismo, el buen lobby está sometida al escrutinio público y la solidez de los argumentos legales, técnicos, sociales y económicos que se usan.

Seamos francos, el lobby es necesario y usual, solo se trata de hacerlo bien.

Toda empresa y organización necesita interactuar positivamente con las autoridades que adoptan decisiones que afectan su competitividad y sus operaciones. Tal impacto puede provenir de leyes, reglamentos, ordenanzas o cualquier tipo de norma, o de licitaciones, contrataciones, definición de políticas, entre otros.. 

Las empresas deberían participar en la discusión, análisis y génesis de las decisiones públicas de su sector. Caso contrario, se exponen a que tales decisiones se vean afectadas por la previsible influencia de otros. Por otros nos referimos a competidores, rivales, analistas que no viven necesariamente la realidad de la actividad económica, opinólogos disfrazados o no de causas sociales, consumidores, etc.

El buen lobby debe permitir la discusión abierta y pública de argumentos técnicos, sociales, económicos, legales y políticos de las decisiones que afecten su negocios. Las decisiones públicas, que demandan un alto nivel de discrecionalidad, deben ser el sano producto de un arbitrio de ideas, conceptos y realidades, con sustento y basadas en evidencias comprobables y públicas.

Concertum es un gestor profesional de intereses asociado a WP Group, organización de lobbying profesional ubicada en Washington DC. Concertum es liderado por Felipe Gutiérrez, abogado y empresario con más de 40 años de experiencia profesional. Concertum trabaja con sectores intensamente regulados, como energía, minería, infraestructura pública, tecnología y el sector financiero.

Top